3.17 Voces

(Primera actualización del día!^^)

Me tendi a su lado y cogí su mano, fría por primera vez, helada. A pesar de la ligera brisa Jacob estaba temblando con los ojos cerrados, y parecía sufrir en sueños. Estaba completamente expuesto, indefenso.
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Me enrosqué en él para transmitirle mi calor, que era más intenso que nunca, y sus escalofríos cesaron casi al instante. No presté atención al resto de personas que había en la habitación, a pesar de que con los ojos cerrados podía decir sin el mínimo esfuerzo dónde estaban y qué hacían: Los abuelos nos miraban desde los pies de la cama, las hermanas de Jake, Rachel y Rebecca, se sentaban al otro lado de la habitación, y hablaban entre ellas intentando dejarnos intimidad, Sam y Emily se apoyaban en la puerta, ella tenía la cara hinchada de haber llorado. Los demás licantropos estaban transformados y observaban desde la ventana con mirada triste, ellos sabían lo mismo que yo, Jake ya no era uno de los suyos.
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Nadie dijo nada, no se acercaron a nosotros, intentaron darnos la mayor intimidad posible. No recuerdo cuántas horas pasaron, pero poco a poco todos se fueron llendo, los abuelos, Leah, Rachel, Rebecca, Emily... y finalmente, mientras el sol volvía a ponerse, Jake y yo fuimos los únicos que quedamos en la habitación. Rodeados por la oscuridad.

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Me asusté al descubrir que no podía reconocerle, que su cuerpo, su calor y su respiración ya no eran las mismas, y que debido a eso, en la oscuridad, él era un completo desconocido.
Comencé a entonar la nana que papá me cantaba cuando de pequeña tenía miedo por las noches, yo había heredado su voz y sabía cuánto le gustaba a Jake que le susurrase al oído. Sus débiles músculos se destensaron y pude moverlos con facilidad para esconderme alrededor de su brazo, como si él me abrazase. Su pelo ya no era tan suave, pero seguía siendo suyo, lo acaricié una y otra vez sin dejar de cantar, suplicando que despertara.
No me importaba que ya no fuera cálido, que hubiera perdido el brillo o que no fuera un lobo. Sólo quería tenerle de vuelta conmigo, necesitaba verle feliz.

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Algo me despertó en mitad de la noche, mientras Jacob seguía dormido. No era un sonido normal, provenía de mi cabeza, había veinte voces retumbando en mi mente como si gritasen.
Intenté centrar la atención. No era Jacob, ni Seth, nadie de la manada, pero sin duda eran seres sobrenaturales, y muy enfadados.
Venían a por alguien, habían sido avisados, querían acabar con una amenaza... ¿A cuántos kilómetros estaban? Me daba la impresión de que podria haberles escuchado al otro lado del mundo, no podía calcular la distancia... pero eran muy peligrosos. Y venía dispuestos a matar.
-Hmm- Mi marido comenzó a moverse torpemente-Ne...
-¡Jake!- le abracé ayudándole a incorporarse en la cama- cariño, estás despierto.... Lo siento, lo siento muchísimo.
Jacob miró al vacío confuso e inspeccionó su cuerpo, tan diferente en el pasado.
-Yo... tengo frío- le pasé una manta por los hombros sin dejar de mirarle- ¿Qué pasó? ¿A funcionado?
Apoyé mi cabeza en sus hombros.
-Si, ha funcionado, ya estoy bien Jake, pero...
-Eso es lo unico que importa- sonrió a través de la oscuridad- No quiero que hablemos de lo demás, esto... todo lo demás no importa.
Una ráfaga de angustia le cruzó la cara durante el tiempo suficiente como para que yo pudiera percibirla.
-Siento que vuelvas a ser humano...
-Ha valido la pena- ambos nos recostamos sobre la almohada- dios... qué cálida eres, parece que estuviera tocando el mismo sol. No te separes de mi.
-No lo haré- le estreché con más fuerza- Ya no puedes sentirme, ¿Verdad? No puedes leer mis emociones.
-No... y hablando de eso, ¿Has notado algo extraño en ti desde que despertaste?
-¿A qué te refieres?- recordé el poder que había adquirido en las últimas horas- Yo... obviamente soy más fuerte...
-¿Nada más? No te has notado distinta, ¿Cómo si hubiera algo dentro de ti que quisiera salir?
-No te entiendo Jacob...
Me sonrió y cerró los ojos cansado.
-No importa, solo quería asegurarme de una cosa.
Le volví a arropar con delicadeza mientras se quedaba dormido, aun tenía que recuperarse mucho, sabía lo que sentía ahora mismo, esa insoportable debilidad, el sueño contínuo.
-Mañana te encontrarás mejor, necesitas adaptarte a tu ritmo...

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Comencé a cantar de nuevo, lentamente, acariciando los brazos de mi marido. Centré mi mente en su respiración y mis ojos en la subida y bajada de su pecho. Su ritmo era el de un humano corriente, por mucho que me esforzara absolutamente nada demostraba que Jake hubiera sido algún día un licántropo.
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No tardó en volver a dormirse, a penas diez minutos después estaba sumido en un profundo sueño que me permitió levantarme de la cama y acercarme a la ventana a través de la cual había escuchado las voces. No había nadie en el exterior. Salté a la tierra y me oculté en la espesura del bosque intentando seguir aquellos susurros, pero ni cambió, sin duda estaban muchísimo más lejos de lo que pensaba, tal vez a días de distancia.
Escuché el sonido de un licántropo detrás de mi y me giré a una velocidad que apenas pude controlar, Seth me miraba con cara de concentración a cinco metros.
-Hola- intenté relajarme- Jake se ha vuelto a dormir y he pensado en salir a dar una vuelta.
-Lo se- me sonrió acercandose- Parecía que buscabas algo.
-Si, crei escuchar algo, pero seguramente eras tú.
-Debe haberme pasado lo mismo- se acercó hasta quedar frente a mi- Me alegro de que te ya no estés en peligro.
-Gracias- contesté sin dejar de poner atención en los alrededores, las voces se habían difuminado- ¿Antes estabas transformado?
-Si, al verte he vuelto a mi forma, para hablar- aclaró, su mirada seguía siendo dubitativa.
Quizás si se transformase en lobo pudiera escuchar las voces, puede que fueran otros licántropos.
-Y... ¿No has escuchado nada?
-Si, pero debías ser tú. Ultimamente tengo facilidad para interceptar tu presencia, debe ser la sangre de Jake.
-Creo que sería mejor que volvieras a mutar, solo por si acaso.
Seth se extrañó pero no rechistó, se alejó de mi desabrochandose los pantalones y se metió tras un árbol, lo que me dio tiempo para centrarme en las voces. Nada. Un profundo silencio.
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Mi amigo volvió en forma de lobo y se puso a mi lado con las orejas levantadas, no tardó en soltar un quejido.
-Ya, yo tampoco los escucho.... Hemos debido ser nosotros mismos.
Seth comenzó a mirarme sin responder con ninguna clase de señal. No me giré a devolverle la mirada pero supe que intentaba averiguar algo sobre mi, él también notaba mi cambio con intensidad, al igual que el resto de animales.
-Yo...- me senti incómoda ante el escrutinio- creo que debería ir a prepararle algo de comer a Jake antes de que amanezca, seguramente se levantará con muchísima hambre.
Sonreí mientras el asentía sin dejar de observar mi rostro, como si pretendiera leer en él las dimensiones de mi cambio.
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Empecé a caminar hacia la casa nerviosa, sintiendo cada brisa que se colaba entre mis cabellos, el sonido del más pequeño de los insectos, los párpados de Seth cerrandose, la respiración de mi marido al otro lado del muro...
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Entré en la casa y cogí con cuidado un plato con la presión exacta para no romperlo. Había algo en mi interior que luchaba por liberarse, una fuerza oculta que jamás había sentido.

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Un ser que yo misma temía, no solo por mi, si no por todos los que me rodeaban.